El primer punto del decálogo de la industrialización del software con respecto a los traspasos a la infraestructura del cliente es que: «Lo que no está en el repositorio de código no existe«.
El motivo es muy simple, si algún fichero no está recogido en el repositorio de código es muy fácil que se pueda llegar a perder, bien por borrado accidental bien por rotura del soporte. O bien que no se pueda encontrar porque, aunque exista, no se sepa donde está. De cualquiera de las dos forma es como si no existiese, bien porque se ha perdido, bien porque no se encuentra.
En este aspecto lo mejor es tener un planteamiento claro y simple de donde están los ficheros necesarios para generar una versión del programa. Y ese sitio debe ser el repositorio.
El tener un repositorio de código nos permitirá:
- Tener una política de backups más sencilla, ya que el contenido está centralizado.
- Nos evitará el tener que andar buscando donde está un determinado fichero, porque debe estar en el repositorio.
- Nos permitirá tener diferentes versiones de un fichero.
- El tener definido un criterio sobre donde se encuentran los ficheros y cual es su organización nos permitirá ponerlo por escrito y hacerlo público para conocimiento del resto de compañeros involucrados.
He visto proyectos en los que se ha perdido código y no es una experiencia gratificante. Deja una sensación de incompetencia entre los propios afectados que no es agradable.
Hay diferentes opciones dentro de los repositorios de código, tales como Git, SVN, Rational Tem Concert y otras muchas más.