He tenido la suerte de vivir la época del despegue de la informática personal a nivel doméstico, con un IBM PS2/30286 (maravilloso teclado). No viví la época anterior de los típicos spectrum, comodore, amiga y demás, porque a mi padre le parecía que solo servían para jugar. Cuando en la oficina compraron el primer PC y vio que tenia usos «serios» me compró uno igual. El pastizal que les costó, prefiero no pensarlo, pero bueno creo que lo podemos dar por bien empleado.
Era una época en la que venían a mi casa mis tíos o amigos a cacharrear con el o bien iba yo a sus casas. Un poco el espíritu que ha resurgido actualmente con la RaspberryPi (de la que tengo 2)
En esa época todo era mucho más sencillo y complicado a la vez. Sencillo en el sentido que la informática era algo accesorio, a diferencia de hoy en el que la tenemos por todos los lados. Y complicado en el sentido de que había mucho menos conocimiento, todo era nuevo, cualquier cosita era todo un reto.
Pero sobre todo era todo muy artesano. Tenias un ordenador, una contraseña para acceder a Internet, un tal, un cual, un… Hoy día necesito una aplicación como Keepass para poder tener anotadas todos los usuarios y contraseñas de todos los sitios en los que estoy registrado. He decidido solo tener anotadas las máquinas con IP fija en la red de mi casa, porque ya no las recuerdo de memoria, el resto desisto. (Alguna vez he hecho el ejercicio de contar todo lo que podía estar conectado a la red de casa, tanto mio como del resto de la familia y me salían una veintena…)
En el aspecto profesional también ha habido un cambio significativo. La primera normativa de Java del Gobierno Vasco la decidieron delante mio literalmente, de hecho alguna cosa se incluyó porque la necesitaba para el proyecto que estaba realizando. Recuerdo que se compilaba con unos simples scripts de shell. Auditoría de código, ni sonaba. Hoy día tienen montado toda una metodología, con certificaciones y demás.
A veces echando la vista atrás echas de menos esa época, en la que tenias mucha libertad, estaba todo por hacer. Hoy día estás mucho mas condicionado, pero también es cierto que en aquella época se hacían proyectos, que aunque eran importantes para la época, eran minúsculos comparado con la cantidad y complejidad de lo que se realiza actualmente.
Ya no es posible seguir como artesanos. Hoy se impone la industrialización, el tener método de trabajo y seguirlo. Definir bien cuales son las diferentes fases y los cometidos que se deben cumplir en cada una de ellas.
He tenido la satisfacción de poder participar en la definición e implementación de algunas metodologías de trabajo en los diferentes proyectos en los que he participado. Soy consciente de que es muy tentador el saltarse esas metodologías e ir por libre, volver a la artesanía, pero en los tipos de proyectos que se realizan actualmente, esa anarquía supone un suicidio.
Ha habido proyectos en los que esas metodologías que he ayudado a definir e implantar han dado unos frutos muy buenos y en otros en los que no se ha conseguido implantar tan bien. La diferencia ha estado en la exigencia del cliente, cuando como grupo te llevas palos porque las cosas las haces mal, la gente empieza a entender que no puede ir por libre y que debe de hilar fino, así que se adapta (o nos muelen a palos). Cuando el cliente es poco exigente, es mucho mas complicado hacer ver al equipo de trabajo que debe seguir la metodología, porque no le ven la necesidad, es un razonamiento del tipo: vale lo hago mal, pero tampoco pasa nada.
Como me comentó un antiguo compañero de trabajo las cosas se pueden aprender de dos formas, por las buenas o por la vía rápida, es decir a palos. A veces tienes tiempo para poder hacer pedagogía y compañeros receptivos y otras desgraciadamente no.
Pueden parecer planteamientos duros pero lo que está claro es que tienes que adaptarte al nivel de exigencia de tu cliente y proyecto. Sino o te «adaptan» o te quedas fuera.
La artesanía está totalmente opuesta a la industrialización del desarrollo
No es mala terapia «artesanal» el usar la RaspberryPi, es barata, personalizable y te permite trastear sin poner en peligro lo que te da de comer. Yo la uso.