Hace ya una semana que se celebró el BilboStack. Un acto realmente interesante, con algunas intervenciones incluso con gente en los pasillos.
Hubo una intervención que me gustó especialmente, y eso que fue un substituto de última hora. Fue sobre la deuda técnica que expuso Rodrigo Corral. No es que las otras intervenciones estuviesen mal, todo lo contrario, es que esta fue la que más me hizo reflexionar.
Nuestra profesión tiene un componente muy importante de sector servicios, es decir tenemos clientes que nos piden cosas y nosotros se las hacemos. No muy diferente de lo que puede ser, por ejemplo un pintor, al que si un cliente le pide que le pinte la casa de naranja, independientemente de sus gustos se la tiene que pintar de naranja.
El BDD y AngularJS están muy bien, pero al final, lo primordial es hacer un trabajo de calidad y para ello hay que involucrar también a los clientes. Si para tener poca deuda técnica hay que invertir un poco más al principio, salvo que el cliente lo entienda y asuma, no vas a tener muchas posibilidades de «tardar más» y hacerlo mejor.
En esta línea me pareció muy oportuna la pregunta que le hizo un antiguo compañero de trabajo, sobre como evangelizar sobre la deuda técnica.
Estoy leyendo un libro de Clean Code que recomendaron y una de las cosas que dice el autor y con razón es que a nadie se le ocurre decirle al cirujano antes de una operación que no hace falta lavarse para desinfectarse y que se meta al tema rápidamente, y eso que el paciente es el que paga la operación. Aparte de que el cirujano se negaría en redondo a hacerlo. Pero en este sector los técnicos no tenemos ese grado de autoridad.
Quizá a estas reuniones tendrían que asistir los clientes más que los técnicos.